Thursday, 29 August 2013

El PP y las malditas banderitas

En un programa de Cuatro el portavoz adjunto del PP en el Congreso, Rafael Hernando, al ser preguntado ha afirmado que él estaría a favor de expulsar a los miembros de Nuevas Generaciones de su mismo partido que en fotografías aparecen portando simbología franquista o haciendo el saludo nazi. Sin embargo, ha añadido que el mismo procedimiento debería ser llevado a cabo con los casos de miembros de otros partidos que posean banderas de la Segunda República.
Según él, parece ser que ambas banderas, la franquista y la tricolor son igual de preconstitucionales. Y por lo tanto las dos son ilegales. Incluso se ha atrevido a afirmar que la Segunda República fue la causante de la Guerra Civil y de un millón de muertos. Es una verdadera tomadura de pelo a los soldados republicanos que lucharon contra el levantamiento de un fascismo tan real como cierto. Ahora resulta que la Guerra Civil no fue causada por los militares que se sublevaron contra el Gobierno de la República sino que fue la culpa de los españoles que resistieron la sublevación fascista.
Mientrás en Francia honran a los héroes que lucharon contra los militares golpistas, alzando una bandera tricolor en París, el gobierno del PP los deshonra.
Además, vamos a ver si dejamos las cosas claras Sr. Hernando. La bandera esa de la gallina de Franco es preconstitucional, anticonstitucional, y fascista; mientras que la tricolor representa un país con un régimen democrático. No hay justificación para condenar esta última. No es ilegal. No lo digo yo, lo dice la Constitución Sr. Hernando. Antes de hablar, infórmese. No vaya a ser que la cague usted.

Wednesday, 3 July 2013

Juntos podemos

Nos quieren borregos. La ignorancia está de moda. Han hecho que la ignorancia esté de moda.  Y la ignorancia es el yugo de mayor peso que nos puedan uncir. Es el enemigo del progreso. De la prosperidad. De la evolución. De la revolución. En definitiva, de toda la humanidad. La sociedad no está dormida, está sedada. Ellos nos dicen que podemos volar pero nos privan de alas. Ellos nos dicen que podemos andar, correr, saltar… Y nos meten en jaulas. Pero quien no se mueve no siente las cadenas que le atan a la estaca. Y lo peor de todo es que  a veces si nos quitan esa estaca y esas cadenas no sabemos a dónde ir. Es un perfecto caso del Síndrome de Estocolmo. Hemos llegado incluso a venerar a nuestro propio verdugo. Ese mandamás insidioso que nos prometía prosperidad, y que nos aseguraba que quien no la alcanzaba era porque no quería.
Sin embargo, hay una parte de la sociedad que siente ansias de volar hasta tocar las nubes de la utopía. Una parte de la sociedad que va aumentando en número. Avanzando. Poco a poco pero con paso firme. Cada día somos más los que nos movemos y nos damos cuenta de las muchas cadenas que nos atan. De las muchas cadenas que nos quedan por quebrar. Porque uno sólo no puede sacudir el yugo que oprime a todo un pueblo. Hacen falta muchos. Y somos muchos. Más de lo que pensamos. Ahora sólo nos falta actuar.

Juntos podemos.